Un Recuerdo Inolvidable

El sol de la mañana se filtraba tímidamente entre las columnas neoclásicas de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Una turista europea, cuaderno en mano, observaba el interior con una expresión que oscilaba entre la curiosidad y una ligera perplejidad. Se acercó a mí, justo cuando terminaba de señalar el Mausoleo del General San Martín.

"Disculpe," comenzó la pasajera con un suave acento, "he visitado muchas catedrales en Europa, algunas centenarias, y me sorprende... la sencillez de esta."

Sonreí con comprensión. "Es una observación común. Las catedrales europeas a menudo deslumbran por su ornamentación gótica, sus vitrales elaborados y la riqueza de sus detalles barrocos. La nuestra tiene una historia y un carácter diferente."

Le expliqué cómo la construcción de la Catedral Metropolitana había sido un proceso largo y con múltiples interrupciones, lo que influyó en su estilo ecléctico, con una fachada neoclásica que recuerda a un templo griego. "Aquí, la grandiosidad se expresa más en la solidez de sus líneas, en la amplitud de sus espacios y en la sobriedad de sus adornos, si la comparamos con la opulencia barroca, por ejemplo."

La turista asintió, observando nuevamente las columnas imponentes pero lisas, la luz clara que inundaba el espacio y los detalles, ciertamente presentes, pero menos recargados. "Entiendo. Es una belleza diferente, más austera."

Añadí: "Refleja también una parte de nuestra historia, un espíritu quizás menos dado a la ostentación en sus inicios. Su importancia radica en su significado espiritual y en ser el corazón de la fe católica en Buenos Aires, además de albergar la historia de nuestra nación."

La pasajera cerró su cuaderno, una nueva comprensión brillando en sus ojos. "Gracias. Ahora la veo con otros ojos. Su sencillez tiene su propia grandeza." Había llegado buscando la magnificencia europea y se marchaba apreciando una belleza distinta, una que hablaba de otra historia y otra forma de expresión.

¿Por qué viajamos?

A lo largo de estos años, trabajando en diferentes ámbitos y con turistas variados de distintas partes del mundo, esto me ha llevado a reflexionar mucho sobre lo que realmente motiva a las personas a viajar.

Generalmente, se dice que viajamos por diversas razones, tanto personales como sociales. En esencia, buscamos ampliar nuestros horizontes, experimentar nuevas culturas y lugares, y romper con la rutina. Asimismo, viajamos para desconectar del estrés, reflexionar sobre nosotros mismos y aprender cosas nuevas.

Ahora bien, mi pregunta es: ¿podríamos alcanzar todo esto quietos, sin movernos? Por ejemplo, en nuestra casa, sentado/a en nuestro cómodo sillón con un café en la mano, leyendo un libro. Si el objetivo es ampliar nuevos horizontes y experimentar culturas y lugares, un buen libro, una excelente serie, película o un documental podrían aportarnos fácilmente todo esto. ¿No les parece?

No obstante, a esta reflexión, añadiría que, si bien estos medios nos brindan una valiosa experiencia vicaria, el viaje físico aporta una dimensión diferente a través de la experiencia directa. Viajar nos permite una inmersión sensorial completa, ya que olemos, probamos, sentimos y escuchamos el mundo de manera inmediata. Además, facilita la interacción humana auténtica, ofreciendo una comprensión más profunda de otras culturas a través del contacto directo. Por otro lado, el viaje está lleno de lo inesperado y la serendipia, momentos únicos que enriquecen nuestra experiencia. También nos presenta desafíos personales que fomentan el crecimiento y nos deja recuerdos personales vívidos y significativos.

En definitiva, aunque podemos aprender y expandir nuestra mente desde la quietud de nuestro hogar, el viaje físico añade una capa de vivencia personal que enriquece nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos de maneras únicas e insustituibles.

Y vos, ¿Por qué viajas? ¡Te leo en los comentarios!


Descifrando el Ego Turismo: Una Perspectiva Personal

Si bien el término “ego turismo” no constituye una categoría técnica o formalmente reconocida dentro de los estudios de turismo, considero que describe un modelo de viajar discernible. En efecto, ¿existe este tipo de turismo? En mi opinión, sí, aunque la academia aún no le haya otorgado una definición formal. Por ello, propongo el término 'Ego Turismo' y, basándome en la comprensión de la palabra 'ego' y su posible aplicación al contexto turístico, podríamos interpretarlo de la siguiente manera:

El ego turismo, para mí, se refiere a una forma de turismo motivada principalmente por la satisfacción del ego personal, buscando experiencias que refuercen la propia imagen, el estatus o el sentimiento de superioridad o singularidad.

En este sentido, los turistas que practican el "ego turismo" podrían estar más interesados en:

-Destinos o actividades "exclusivas" o "de moda" que les permitan diferenciarse o mostrar un cierto nivel social o económico.

-Experiencias que puedan ser fácilmente compartidas en redes sociales para generar admiración o envidia en otros.

-Logros personales durante el viaje, tales como completar rutas difíciles, alcanzar cumbres o dominar actividades desafiantes, con el objetivo de destacar sus habilidades o valentía.

-Adquirir bienes de lujo o disfrutar de servicios de alto standing para reafirmar su posición.

En resumen, el "ego turismo" se centraría menos en la inmersión cultural, el aprendizaje o la conexión genuina con el destino, y más en cómo la experiencia turística se refleja en la autoimagen y la percepción que otros tienen del viajero.

¿Cuál es tu opinión sobre este tema? ¡Te leo en los comentarios!

¿Cómo ser un turista más responsable? 10 consejos para lograrlo

El turismo, si bien es una actividad enriquecedora que nos permite explorar el mundo y conectar con diversas culturas y paisajes, también puede generar impactos negativos en el medio ambiente y las comunidades locales. Convertirnos en turistas más responsables implica ser conscientes de estos impactos y adoptar prácticas que minimicen los daños y, en cambio, contribuyan positivamente a los destinos que visitamos.

A continuación, te presento 10 consejos prácticos para ayudarte a ser un turista más responsable:

1. Investiga tu destino antes de viajar:

Conocer las costumbres, la gastronomía y la naturaleza del lugar que visitarás te permitirá integrarte mejor y ser más respetuoso. Informate también sobre los posibles problemas ambientales que enfrenta la región para ser más consciente de tus acciones.

2. Opta por destinos menos concurridos y viaja en temporada baja:

Al elegir lugares menos masificados y épocas de menor afluencia turística, reducís la presión sobre los destinos populares y tenes la oportunidad de vivir una experiencia más auténtica y tranquila. Además, contribuís a una distribución más equitativa de los beneficios del turismo.

3. Elegí establecimientos con certificaciones y distintivos de sustentabilidad:

Muchos hoteles y restaurantes están adoptando prácticas sostenibles. Busca aquellos que cuenten con certificaciones o distintivos que avalen su compromiso con el medio ambiente y las comunidades locales. ¡Presta atención a estas señales!

4. Utiliza los recursos naturales con moderación:

El agua y la energía son recursos valiosos. Sé consciente de su uso en tu alojamiento: cerrá las canillas mientras te cepillas los dientes, reutiliza las toallas si es posible y apaga las luces al salir de la habitación.

5. ¡Ojo con los residuos! Tene en cuenta las 3 “R”:

Reducir: Minimiza la generación de residuos. Evita las bolsas de plástico y los envases innecesarios.

Reciclar: Separa los residuos según las indicaciones locales para facilitar su reciclaje.

Reutilizar: Opta por elementos reutilizables en lugar de los de un solo uso. Lleva con vos una botella de agua reutilizable, una bolsa de tela para tus compras, etc.

6. Informate previamente de las normas al visitar un área natural protegida:

Estos espacios son especialmente sensibles y requieren de nuestro respeto para su conservación. Conoce las reglas de cada lugar (senderos permitidos, prohibición de alimentar animales, etc.) para proteger la biodiversidad y permitir que otros también disfruten de su belleza. El senderismo responsable es una excelente manera de conectar con la naturaleza.

7. Apoya a las comunidades locales:

Prioriza la compra de productos artesanales autóctonos como recuerdos, en lugar de souvenirs producidos en masa. Elige guías y operadores turísticos locales, ya que esto contribuye directamente a la economía de la zona y te brinda una perspectiva más auténtica del destino.

8. Disfruta de la cultura del lugar de manera respetuosa:

Aprende sobre las costumbres y tradiciones locales y mostrate respetuoso con ellas. Fomenta el diálogo y la tolerancia hacia las diferencias culturales. Una actitud abierta y respetuosa enriquece tanto tu experiencia como la de los habitantes locales.

9. Movilizate a pie:

Siempre que sea posible, elegí caminar para explorar los destinos. Es una excelente manera de descubrir rincones escondidos, disfrutar del paisaje y reducir tu huella de carbono.

10. Conserva el destino y sensibiliza a otros:

Compartí tus experiencias sobre cómo viajar de manera sostenible con tus amigos y familiares. Al inspirar a otros, multiplicamos el impacto positivo del turismo responsable. Cuida los lugares que visitas para que las futuras generaciones también puedan disfrutarlos.

 

Adoptar estas prácticas no solo beneficia al planeta y a las comunidades locales, sino que también enriquece tu experiencia de viaje, haciéndola más significativa y conectada con el entorno. ¡Cada pequeño gesto cuenta para construir un turismo más sostenible!